jueves, 13 de marzo de 2014

La Oración de Bienvenida


Como les he prometido, les explicaré brevemente cómo se hace la oración de bienvenida.
Se hace en el momento en que sentimos algo en nuestro cuerpo.

Suavemente, toma consciencia de tu cuerpo y de tu estado interior. Bienvenido, bienvenido, bienvenido, doy la bienvenida a todo lo que viene hacia mí en este momento, porque sé que es para mi sanación; doy la bienvenida a todos los pensamientos, sentimientos, emociones, personas, situaciones y condiciones.
Y repite esta oración, desde tu corazón:

Dejo ir mi deseo de seguridad y supervivencia

Dejo ir mi deseo de afecto y estima

Dejo ir mi deseo de control y poder
Dejo ir mi deseo de cambiar cualquier situación, condición, persona o a mí mismo.
Me abro al amor y la presencia de Dios y a su acción y gracia sanadora dentro de mí.
No se entiende la oración de bienvenida en la cabeza, sino que se la experimenta en el cuerpo.
Enfoca, y sumérgete en tu emoción, sensación, pensamiento o comentario. ¡SIÉNTELO!
No pienses sobre él; siéntelo en tu cuerpo. Recuerda que tu cabeza es parte de tu cuerpo.
No hay nunca un pensamiento, sentimiento o una emoción que no tenga una sensación correspondiente en el cuerpo. Síguelo, experiméntalo, siéntelo, quédate con él.
Decir la palabra Bienvenido es la acción de abrazar al Espíritu que nos habita.
A lo que doy la bienvenida en la práctica de la oración de bienvenida no es el sentimiento, la emoción, el pensamiento o las sensaciones del cuerpo, sino a la acción de Dios dentro de ellos.
Dejar ir” significa pasar a través de la experiencia, sin dar rodeos, sin escapar de ella o reprimiéndola para devolverla al inconsciente. Sólo puedes entregar lo que realmente te pertenece. Cuando te sumerges en el sentimiento, comienzas a asumirlo como tuyo. Sólo entonces puedes dejarlo ir y entregarlo a Dios.

Igual que la oración centrante, esta oración de bienvenida necesita práctica. No le gustará a nuestro ego.
Practica, practica, practica...

También se puede practicar esta oración cuando uno está en calma. Recuerda lo que te pasó; vuelve a sentir lo que has sentido, y haz la oración de bienvenida.

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