Como les he prometido, les
explicaré brevemente cómo se hace la oración de bienvenida.
Se hace en el momento en que
sentimos algo en nuestro cuerpo.
Suavemente, toma
consciencia de tu cuerpo y de tu estado interior. Bienvenido,
bienvenido, bienvenido, doy la bienvenida a todo lo que viene hacia
mí en este momento, porque sé que es para mi sanación; doy la
bienvenida a todos los pensamientos, sentimientos, emociones,
personas, situaciones y condiciones.
Y repite esta oración, desde tu corazón:
Dejo ir mi deseo de seguridad y supervivencia
Dejo ir mi deseo de afecto y estima
Dejo ir
mi deseo de control y poder
Dejo ir
mi deseo de cambiar cualquier situación, condición, persona o a mí
mismo.
Me abro
al amor y la presencia de Dios y a su acción y gracia sanadora
dentro de mí.
No se
entiende la oración de bienvenida en la cabeza, sino que se la
experimenta en el cuerpo.
Enfoca, y
sumérgete en tu emoción, sensación, pensamiento o comentario.
¡SIÉNTELO!
No pienses
sobre él; siéntelo en tu cuerpo. Recuerda que tu cabeza es parte de
tu cuerpo.
No hay nunca un
pensamiento, sentimiento o una emoción que no tenga una sensación
correspondiente en el cuerpo. Síguelo, experiméntalo, siéntelo,
quédate con él.
Decir la
palabra Bienvenido es la acción de abrazar al Espíritu que nos
habita.
A lo
que doy la bienvenida en la práctica de la oración de bienvenida no
es el sentimiento, la emoción, el pensamiento o las sensaciones del
cuerpo, sino a la acción de Dios dentro de ellos.
“Dejar
ir” significa pasar a través de la experiencia, sin dar rodeos,
sin escapar de ella o reprimiéndola para devolverla al inconsciente.
Sólo puedes entregar lo que realmente te pertenece. Cuando te
sumerges en el sentimiento, comienzas a asumirlo como tuyo. Sólo
entonces puedes dejarlo ir y entregarlo a Dios.
Igual que la oración centrante, esta oración de
bienvenida necesita práctica. No le gustará a nuestro ego.
Practica,
practica, practica...
También se puede practicar esta oración cuando uno
está en calma. Recuerda lo que te pasó; vuelve a sentir lo que has
sentido, y haz la oración de bienvenida.
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