Veamos el caso de Venezuela. Dejemos que hablen las imágenes:
El que lleve a pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos. Pero, ¡ay del hombre por quien viene el escándalo! (Mateo 18,6-7).
El final es ineludible - mientras que Dios sea Dios.
Nuestra respuesta puede ser una sola: la fidelidad al Señor. No a una idea, sino a una persona. En el ambiente que nos rodea, esto es difícil. Pero son los "dolores de parto" que debemos sufrir para que se revele toda la gloria de Dios, y la nuestra en Él.
muchas gracias. Dios lo bendiga.
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