Cruz
hecha con el casquillo
de
la bala de un niño-soldado
|
También la iglesia, desde la fe, se une a este llamado. Porque siempre hay que buscar el bien de todos, sin excluir a nadie.
Sin embargo, en el lado del gobierno se percibe poca seriedad y sinceridad en su oferta de diálogo, y parece que este clamor de la gente preocupada encuentra oídos sordos. Hasta ahora, la respuesta a sido una represión brutal de todos los que piensan distinto. Además, preocupa la forma continua de culpar de las muertes violentas automáticamente a la oposición, negándose a la vez a hacer una investigación a fondo e independiente de los hechos. No tengo por qué ahondar en esto; lo sabe todo el mundo.
El asunto que se nos plantea en estas circunstancias es, ¿qué podemos hacer si uno de los lados se niega rotundamente al diálogo? Por supuesto, a nivel humano, estamos tentados a aplicar lo del "ojo por ojo". Se respondería a la violencia con más violencia, para asegurarse la victoria. Esto nos llevaría al caos, a una guerra civil, donde no ganaría nadie, y perderíamos todos.
Bandera
de
Guerra
a Muerte
|
La más "fácil" parece ser la sumisión ("no se puede hacer nada; hay que ser prudente"; etc.), bajo el pretexto de "mantener la paz". Pero esto le convendría sólo al opresor, y no resolvería ningún problema. Al contrario, como en una olla de presión, se acumularían las frustraciones y, tarde o temprano, habría un estallido peor del que se quiere evitar ahora.
Nuestra fe crisitana nos ofrece otra alternativa: en vez de sumisión, aceptación. Ésta nos permite actuar de manera positiva dentro de las limitaciones. Recordemos la palabra del Benedictus: "Libres de temor, arrancados de las manos de los enemigos, le sirvamos en santidad..." No significa que no tengamos temor, sino que este temor no nos tiene sometidos. Además, esta libertad nos capacita para luchar por algo más grande que nosotros mismos, por una misión, un sentido, un servicio a los demás.
La persona más "peligrosa" es la que ya no puede perder nada, porque sabe que todo está en las manos de Dios. Eso les permitía a los apóstoles tener la valentía que demostraron después de pentecostés frente al sanhedrín. Nuestra fuerza no está en el apoyo de una masa o mayoría, sino en nuestra confianza en Dios.
Recordemos unas pautas fundamentales:
TODOS somos buenos, también los que nosotros consideramos malos, los que nos hacen daño. También ellos son hijos de Dios y, por lo tanto, buenos, aunque por no saberlo actúan mal. Nos dice Jesús: "Bendigan a los que los maldicen". No podemos llamar malos a los que Dios ha hecho buenos.
Cristo, desde la cruz, le pide al Padre: "perdónales porque no saben lo que hacen". Estamos invitados a orar de la misma manera. Si nos cuesta, recordemos nuestra condición humana, y nuestro pasado, cuando también nosotros hacíamos cosas de las que hoy nos avergonzamos, pero en aquel entonces no sabíamos mejor. Aunque el ambiente no parece favorable para perdonar, tenemos que prepararnos a hacerlo. De esto escribiré en una entrada aparte.
Actuemos desde nuestra experiencia de ser amados por Dios, no desde nuestro ego y sus vacíos, deficiencias y deseos. Eso nos lleva a respetar al otro, sin descalificaciones ni desprecio. Así se puede seguir la lucha de manera pacífica.
Dentro de este marco de referencia, se puede entonces difundir información por todos los medios disponibles, cuidando de que sea información seria y veraz. Se puede recabar información sobre crímenes, pero sin calumniar ni pasar facturas. No se trata de venganza, sino de hacer justicia, y de evitar males en el futuro. Preguntémonos siempre: ¿queremos el bien para nosotros mismos, o para el país y las generaciones futuras?
Además, el perdedor quedaría con sed de venganza que, tarde o temprano, explotaría. En este sentido se comprende, pero es a la vez preocupante, que en algunas partes del país se haya izado la bandera de "guerra a muerte". Esto es sólamente aceptable si esta bandera no se entiende como símbolo de una guerra con armas, sino como la determinación de no ceder en la lucha pacífica hasta vencer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario