FECHA
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ACTIVIDAD
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Lugar
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Tema
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24 DE Junio (Martes)
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Encuentro de
Facilitadores
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Abadía San José. Güigüe
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25 al 27 de
Julio
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Retiro de
Formación de Facilitadores
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Abadía San José
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4 al 6 de
Agosto
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Retiro
Intensivo de OC
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Abadía San José
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O de Bienvenida, Condición Humana
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6 al 8 de
Agosto
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Retiro
Intensivo de OC
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Abadía San José
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O de Bienvenida, Condición Humana.
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10 al 12 de
Octubre
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Encuentro
Nacional
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Noticias de la Conferencia Anual de
ECI
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7 al 9 de
Noviembre
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Retiro
Introductorio
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Abadía San José
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6 de
Diciembre
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Encuentro
Navideño
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Por definir
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viernes, 9 de mayo de 2014
Cronograma de Actividades Extensión Contemplativa Venezuela. Segundo Semestre 2014
jueves, 27 de marzo de 2014
Consentimiento
Cuando nos encontramos con Cristo, uno
no puede quedarse neutro. Sólo hay dos respuestas posibles:
Una es la del joven rico. Quiere llegar
al Reino de Dios. Pero cuando se entera del alcance de lo que exige
este camino, se retira. En todo caso, no podrá borrar de su memoria,
ni de su corazón, lo que Jesús le ha dicho.
La otra respuesta posible - y necesaria
- es la del consentimiento a la voluntad de Dios, aunque esto nos
cueste al menos al comienzo. En Cafarnaún muchos discípulos dejaron
a Jesús. Cuando Éste pregunta a los doce si querían irse también,
se nota cierta angustia en la respuesta de Pedro: ¿Adónde
iremos? Se siente como entre espada y pared, entre los deseos del
ego, del falso yo, y del amor a Cristo. Pedro se decide por éste: Tú
tienes palabras de vida eterna.
Al comienzo del camino espiritual
siempre está una entrega consciente, un consentimiento a la voluntad
de Dios. Esto comenzó ya en el antiguo testamento, con Abrahán,
Moisés, David, etc. y llegó a su expresión más sublime en el sí
de María que, como fruto, nos trajo al mismo Dios hecho hombre.
El mismo Jesús pasó por allí.
También Él sentía el deseo de vivir, pero no como yo quiero
sino como tú quieres: hágase tú voluntad. Y, al haber cumplido
toda su pasión según la voluntad del Padre, colgado en la cruz y
desprovisto de todo, a punto de morir, dice en tus manos
encomiendo mi espíritu.
No es fácil comenzar este camino; pero
no es cuestión de sentimientos, sino de una decisión, una decisión
tomada, quizá, después de una larga lucha interior que nos hace
sudar sangre, pero, al final, tomada con serenidad desde el
fondo de nuestro corazón. A partir de este momento nos sentiremos
con una paz profunda que sobrepasa todo entendimiento, y que nos
mantiene firmes en medio de dificultades y contrariedades. No es la
paz del poderoso que confía en sus armas y desprecia al débil, sino
la paz del que se sabe acompañado por Dios y, por eso, puede tener
compasión de otros que sufren.
viernes, 21 de marzo de 2014
Más sobre el diálogo
Crucifixión, talla en madera africana |
Durante
los últimos días se hecho evidente que el diálogo se hace
imposible en nuestra sociedad - ¡lamentablemente! Sólo se puede
dialogar cuando hay una base común entre las dos partes. Si una
parte intenta violentar la otra, para someterla a sus criterios, no
puede haber diálogo.
Preguntémonos
cuál es para nosotros, los cristianos, la base del diálogo. En
último termino, no puede haber otra sino Jesús. Sólo en Él está
nuestra salvación definitiva y más completa. Jesús está muy claro
en que no todos lo van a seguir. Por eso dice: ¿Piensan
que vine a traer paz a la tierra? No he venido a traer la paz sino la
división. En adelante en una familia de cinco habrá división: tres
contra dos, dos contra tres. Se opondrán padre a hijo e hijo a
padre, madre a hija e hija a madre, suegra a nuera y nuera a suegra.
(Lucas 12,51-53). Así habla el que nos trajo la paz definitiva, no
una paz como la da el mundo, sino una que sólo Dios puede dar. La
consecuencia de la paz que ofrece Jesús no es la guerra, sino la
división. Él es el punto de referencia, y cualquier otro que se
quiere poner como tal, está causando la división. Aunque, por
ahora, le pueden echar la culpa de esta situación a Jesús y sus
seguidores. Pero nadie de los que se oponen a Jesús tiene la última
palabra. Ésta está reservada a Él, quieran sus adversarios o no.
En este sentido podemos entender también la versión de Mateo que no
habla de división sino de espada, o sea, violencia. Eso no quiere
decir que es Jesús quien practica la violencia. Esta interpretación
sería posible sólo si consideráramos esta palabra de manera
aislada. Pero dentro del contexto del nuevo testamento, no queda duda
de que son Jesús y sus seguidores quienes sufren violencia.
San Pablo lo recuerda con toda
claridad: A pesar de su condición divina,
no hizo alarde de ser
igual a Dios;
sino que se vació de sí
y tomó la condición de
esclavo,
haciéndose semejante a los hombres.
Y mostrándose en
figura humana se humilló,
se hizo obediente hasta la muerte, y una
muerte en cruz.
Por eso Dios lo exaltó
(Filipenses 6,2-9). Y el mismo Jesús dice:Cuando yo sea elevado
de la tierra, atraeré a todos
hacia mí (Juan 12,32). Es
precisamente al no reclamar nada para sí, al no aferrarse a ningún
poder, que recibe todo de la mano de Dios.
Esta postura es dolorosa e incómoda.
Nos considerarán culpables por "echar a perder el juego".
Sólo si nos mantenemos muy unidos al Señor podremos resistir.
martes, 18 de marzo de 2014
Consideraciones sobre el diálogo
Cruz
hecha con el casquillo
de
la bala de un niño-soldado
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También la iglesia, desde la fe, se une a este llamado. Porque siempre hay que buscar el bien de todos, sin excluir a nadie.
Sin embargo, en el lado del gobierno se percibe poca seriedad y sinceridad en su oferta de diálogo, y parece que este clamor de la gente preocupada encuentra oídos sordos. Hasta ahora, la respuesta a sido una represión brutal de todos los que piensan distinto. Además, preocupa la forma continua de culpar de las muertes violentas automáticamente a la oposición, negándose a la vez a hacer una investigación a fondo e independiente de los hechos. No tengo por qué ahondar en esto; lo sabe todo el mundo.
El asunto que se nos plantea en estas circunstancias es, ¿qué podemos hacer si uno de los lados se niega rotundamente al diálogo? Por supuesto, a nivel humano, estamos tentados a aplicar lo del "ojo por ojo". Se respondería a la violencia con más violencia, para asegurarse la victoria. Esto nos llevaría al caos, a una guerra civil, donde no ganaría nadie, y perderíamos todos.
Bandera
de
Guerra
a Muerte
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La más "fácil" parece ser la sumisión ("no se puede hacer nada; hay que ser prudente"; etc.), bajo el pretexto de "mantener la paz". Pero esto le convendría sólo al opresor, y no resolvería ningún problema. Al contrario, como en una olla de presión, se acumularían las frustraciones y, tarde o temprano, habría un estallido peor del que se quiere evitar ahora.
Nuestra fe crisitana nos ofrece otra alternativa: en vez de sumisión, aceptación. Ésta nos permite actuar de manera positiva dentro de las limitaciones. Recordemos la palabra del Benedictus: "Libres de temor, arrancados de las manos de los enemigos, le sirvamos en santidad..." No significa que no tengamos temor, sino que este temor no nos tiene sometidos. Además, esta libertad nos capacita para luchar por algo más grande que nosotros mismos, por una misión, un sentido, un servicio a los demás.
La persona más "peligrosa" es la que ya no puede perder nada, porque sabe que todo está en las manos de Dios. Eso les permitía a los apóstoles tener la valentía que demostraron después de pentecostés frente al sanhedrín. Nuestra fuerza no está en el apoyo de una masa o mayoría, sino en nuestra confianza en Dios.
Recordemos unas pautas fundamentales:
TODOS somos buenos, también los que nosotros consideramos malos, los que nos hacen daño. También ellos son hijos de Dios y, por lo tanto, buenos, aunque por no saberlo actúan mal. Nos dice Jesús: "Bendigan a los que los maldicen". No podemos llamar malos a los que Dios ha hecho buenos.
Cristo, desde la cruz, le pide al Padre: "perdónales porque no saben lo que hacen". Estamos invitados a orar de la misma manera. Si nos cuesta, recordemos nuestra condición humana, y nuestro pasado, cuando también nosotros hacíamos cosas de las que hoy nos avergonzamos, pero en aquel entonces no sabíamos mejor. Aunque el ambiente no parece favorable para perdonar, tenemos que prepararnos a hacerlo. De esto escribiré en una entrada aparte.
Actuemos desde nuestra experiencia de ser amados por Dios, no desde nuestro ego y sus vacíos, deficiencias y deseos. Eso nos lleva a respetar al otro, sin descalificaciones ni desprecio. Así se puede seguir la lucha de manera pacífica.
Dentro de este marco de referencia, se puede entonces difundir información por todos los medios disponibles, cuidando de que sea información seria y veraz. Se puede recabar información sobre crímenes, pero sin calumniar ni pasar facturas. No se trata de venganza, sino de hacer justicia, y de evitar males en el futuro. Preguntémonos siempre: ¿queremos el bien para nosotros mismos, o para el país y las generaciones futuras?
Además, el perdedor quedaría con sed de venganza que, tarde o temprano, explotaría. En este sentido se comprende, pero es a la vez preocupante, que en algunas partes del país se haya izado la bandera de "guerra a muerte". Esto es sólamente aceptable si esta bandera no se entiende como símbolo de una guerra con armas, sino como la determinación de no ceder en la lucha pacífica hasta vencer.
jueves, 13 de marzo de 2014
El Pecado más Atroz
Hay muchas corrientes que nos quieren hacer ver que la salvación viene de ellos. La política - o lo que puede llamarse todavía así - no está exenta de este error. Hay que poner el dedo en la llaga. Todas las seudo-religiones, aunque utilicen símbolos cristianos, son proyecciones de nuestra mente. Y nos confirman en nuestras acciones y actitudes erróneas y pecadoras.
Veamos el caso de Venezuela. Dejemos que hablen las imágenes:
El que lleve a pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos. Pero, ¡ay del hombre por quien viene el escándalo! (Mateo 18,6-7).
El final es ineludible - mientras que Dios sea Dios.
Veamos el caso de Venezuela. Dejemos que hablen las imágenes:
El que lleve a pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos. Pero, ¡ay del hombre por quien viene el escándalo! (Mateo 18,6-7).
El final es ineludible - mientras que Dios sea Dios.
Nuestra respuesta puede ser una sola: la fidelidad al Señor. No a una idea, sino a una persona. En el ambiente que nos rodea, esto es difícil. Pero son los "dolores de parto" que debemos sufrir para que se revele toda la gloria de Dios, y la nuestra en Él.
La Oración de Bienvenida
Como les he prometido, les
explicaré brevemente cómo se hace la oración de bienvenida.
Se hace en el momento en que
sentimos algo en nuestro cuerpo.
Suavemente, toma
consciencia de tu cuerpo y de tu estado interior. Bienvenido,
bienvenido, bienvenido, doy la bienvenida a todo lo que viene hacia
mí en este momento, porque sé que es para mi sanación; doy la
bienvenida a todos los pensamientos, sentimientos, emociones,
personas, situaciones y condiciones.
Y repite esta oración, desde tu corazón:
Dejo ir mi deseo de seguridad y supervivencia
Dejo ir mi deseo de afecto y estima
Dejo ir
mi deseo de control y poder
Dejo ir
mi deseo de cambiar cualquier situación, condición, persona o a mí
mismo.
Me abro
al amor y la presencia de Dios y a su acción y gracia sanadora
dentro de mí.
No se
entiende la oración de bienvenida en la cabeza, sino que se la
experimenta en el cuerpo.
Enfoca, y
sumérgete en tu emoción, sensación, pensamiento o comentario.
¡SIÉNTELO!
No pienses
sobre él; siéntelo en tu cuerpo. Recuerda que tu cabeza es parte de
tu cuerpo.
No hay nunca un
pensamiento, sentimiento o una emoción que no tenga una sensación
correspondiente en el cuerpo. Síguelo, experiméntalo, siéntelo,
quédate con él.
Decir la
palabra Bienvenido es la acción de abrazar al Espíritu que nos
habita.
A lo
que doy la bienvenida en la práctica de la oración de bienvenida no
es el sentimiento, la emoción, el pensamiento o las sensaciones del
cuerpo, sino a la acción de Dios dentro de ellos.
“Dejar
ir” significa pasar a través de la experiencia, sin dar rodeos,
sin escapar de ella o reprimiéndola para devolverla al inconsciente.
Sólo puedes entregar lo que realmente te pertenece. Cuando te
sumerges en el sentimiento, comienzas a asumirlo como tuyo. Sólo
entonces puedes dejarlo ir y entregarlo a Dios.
Igual que la oración centrante, esta oración de
bienvenida necesita práctica. No le gustará a nuestro ego.
Practica,
practica, practica...
También se puede practicar esta oración cuando uno
está en calma. Recuerda lo que te pasó; vuelve a sentir lo que has
sentido, y haz la oración de bienvenida.
Desde lo hondo a ti grito, Señor
Por una parte, me siento poco autorizado para hablarles a uds. que sufren los problemas en carne propia, mientras que yo, aquí, vivo tranquilo. Por otra parte, sí, me siento autorizado para hablarles. Porque ya alguien me lo ha pedido expresamente. Además, como monje y sacerdote, tengo este encargo de acompañarlos en su dolor. Así que, intentaré hablarles, no desde la mente, sino desde el corazón.
Me parece que debemos tener clara una cosa: la lucha no es entre comunismo y capitalismo; tampoco entre dictadura y democracia. Lo que presenciamos desde hace muchos años, incluso desde la "cuarta república", es una creciente descomposición de valores humanos y cristianos. Especialmente en estos últimos 15 años se nos ha demostrado que uno puede hacer lo que le venga en gana, y no le pasa nada; la impunidad generalizada - a no ser que te metes con los que tienen el poder. Las dictaduras que tuvo el país a lo largo de la historia, a pesar de sus atropellos contra ciudadanos, han desarrollado el país. Por eso digo que ahora no tenemos ni siquiera una dictadura porque, los que detentan el poder, han empobrecido a todo un país rico, y han envilecido a un pueblo noble y generoso, todo eso bajo el pretexto de una ideología que ya está demostrado que no funciona.
Ya San Pablo estaba claro en eso: Que no pierdan fácilmente la cabeza ni se asusten por profecías o discursos o cartas falsamente atribuidas a nosotros, como si el dia del Señor fuera inminente. Que nadie los engañe de ningún modo: primero tiene que suceder la apostasía y se tiene que manifestar el Hombre sin ley, el destinado a la perdición, el Rival que se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta llegar a instalarse en el santuario de Dios, proclamándose dios. ¿No recuerdan que ya se lo decía yo cuando aún estaba con ustedes? (2 Tesalonicenses 2,2-8).
La "Última Cena No. 13" del Chavismo |
¿Cómo podemos hacer que nuestras reacciones sean más cónsonas con nuestra fe cristiana? Quisiera recurrir a una experiencia que tuvo San Pablo en una ocasión: Después de una buena paliza, los metieron (a Pablo y Silas) en la cárcel y ordenaron al carcelero que los vigilara con mucho cuidado. Recibido el encargo, los metió en el último calabozo y les sujetó los pies al cepo. A media noche Pablo y Silas recitaban un himno a Dios, mientras los demás presos escuchaban. De repente sobrevino un terremoto que sacudió los cimientos de la prisión. En ese instante se abrieron todas las puertas y se les soltaron las cadenas a los prisioneros (Hechos 16,23-26). Imaginémonos la situación: Pablo y Silas habían sido acusados injustamente, habían recibido una paliza, y ahora están presos en un calabozo. Dolor, hediondez, mosquitos, dolor del alma, frustración por el trato injusto... Honestamente, ¿qué hubiéramos hecho nosotros en tal situación? Ellos estaban ¡cantando un himno a Dios! Este hecho revela de lo profundamente que su subconsciente estaba purificado y unido a Dios. El P. Keating habla de la "reestructuración del subconsciente".
Hemos emprendido el camino de la oración centrante. No nos resuelve los problemas, como por arte de magia. Al contrario, tenemos la impresión de que, ahora, tenemos más problemas todavía; y quizá hemos añorado aquellos tiempos cuando vivíamos en inconsciencia y, supuestamente, felices. Pero la práctica de la oración centrante es un camino. Vamos por diferentes etapas; el Señor va purificando nuestro ego, hasta lo más íntimo de nuestro ser. Ahora nos toca "morir por etapas", para cuando llegue el encuentro definitivo con el Señor, éste sea una "muerte santa", un encuentro lleno de alegría, a pesar de los dolores e inconvenientes que tiene este proceso.
Situaciones como las que vivimos ahora nos invitan a redimensionar nuestra vida, nuestras prioridades. El domingo pasado hemos escuchado en el Evangelio que Dios debe estar en el centro. ¿Cuál es el sentido de nuestra vida? Si servimos a Dios, Él nos dará lo necesario para vivir. Si buscamos su gloria, Él nos dará su amor y afecto, en medio del desprecio del mundo. Si buscamos su voluntad, veremos que todo sale bien para los que lo aman.
Todo esto, lo practicamos en la oración centrante. Pero hay también una forma de orar en el momento, cuando nos sentimos incómodos, cuando nos hierve la sangre, cuando las emociones amenazan con dominarnos. Es la oración de bienvenida. En una entrada siguiente explicaré cómo hacerla.
domingo, 12 de enero de 2014
Entrada de prueba
Esta es una prueba para loa autores del Blog. Haybque ir a diseño para agregar una descripción del Blog: trataré de ayudarles en lo posible, falta eliminarme como administradora, tendré que ver como lo hago.
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